El
sistema visual humano (SVH) es el encargado de convertir las ondas
electromagnéticas que pertenecen al espectro visible y que llegan hasta los
ojos, en señales nerviosas que son interpretadas por el cerebro.
El ojo humano
El
ojo humano es una estructura prácticamente esférica en la que entra la luz sólo
por un pequeño agujero (como ocurre en una cámara fotográfica). La cubierta
externa del ojo es opaca y el interior del ojo es translúcido.
En la retina las imágenes se proyectan de forma invertida
(como ocurren en una cámara oscura).
La esclerótida
Es la membrana más externa del ojo y es opaca, excepto en su
parte anterior donde es transparente y se llama córnea.
Su función principal es la de evitar que la luz entre en el
ojo, excepto a través de la cornea.
La coroides y el iris
Se trata de una membrana muy pigmentada y vascularizada que
recubre prácticamente todo el ojo. Evita que entre luz a través de ella y su
gran irrigación sanguínea proporciona calor y alimento al resto del ojo.
En su parte anterior tiene una expansión muscular redonda
llamada iris y en el centro hay una abertura redonda llamada pupila. La función
del iris es controlar (mediante un acto reflejo) el diámetro de la pupila,
determinando así la cantidad de luz que entra en el ojo.
El cristalino y el músculo ciliar
Es una estructura transparente en forma de lente, formado por
estratos concéntricos de células fibrosas que están unidas al músculo ciliar.
De la tensión de este músculo depende la distancia focal del
ojo. Cuando el ojo está relajado, el cristalino se redondea y el ojo enfoca al
infinito.
Además, el cristalino se encuentra ligeramente coloreado por
una pigmentación amarilla que absorbe la luz infrarroja y ultravioleta, que
podría dañar la retina.
La cornea y el cristalino
Estas dos estructuras transparentes funcionan como las lentes
del telescopio de Galieo. Gracias al fenómeno de la difracción de la luz, la
cornea concentra la luz externa para que pase a través de la pupila. El
cristalino hace la función inversa, consiguiendo que la luz se concentre en la
fovea.
El humor acuoso
El ojo posee una cámara anterior rellena de un líquido
transparente llamado humor acuoso, que es una dispersión de albúmina en agua
salada. En esta cámara, detrás
del iris, va alojado el cristalino.
El humor vítreo
El ojo posee una cámara posterior que está ocupada por el
humor vítreo, una especie de gel proteínico muy frágil3. Dicha cámara está rodeada por la
membrana hialoide (que no se ve en la figura).
La retina
Es una membrana sensible a la luz y cubre la práctica
totalidad de la coroides.La retina es realmente el entramado nervioso formado
por la células terminales de las fibras del nervio óptico.
En su parte posterior presenta una pequeña depresión llamada
fóvea que es muy importante en la visión de los detalles.
En la retina se distribuyen dos tipos de receptores de luz
llamados conos y bastones.
Los conos son sensibles al color y se localizan
principalmente en la parte posterior del ojo (en la fóvea). Para que funcionen
el nivel de iluminación debe ser suficiente.
Los bastones (mucho más numerosos4), no son sensibles al color y se
encuentran distribuidos por toda la retina.
Los conos nos proporcionan la fisión fotópica (o de luz
brillante) que es la que utilizamos en las situaciones con suficiente
intensidad lumínica. Además, cada cono se conecta a una terminación nerviosa
por lo que el nivel de resolución visual de la fóvea (donde se localiza la
parte de la escena visual más importante) es alta.
Los bastones, aunque más numerosos, se conectan en grupos a
las terminaciones nerviosas. Esto reduce la cantidad de detalle discernible con
ellos aunque dado su gran número y su distribución retiniana nos dan una visión
general de la escena. En situaciones de baja intensidad luminosa sólo los
bastones son activos (visión tenue o escotópica) y no es posible distinguir
colores.
EFECTOS DE LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS SOBRE ÓRGANOS Y
SISTEMAS
¿Qué ocurre
cuando nos exponemos a campos electromagnéticos?
La
exposición a campos electromagnéticos no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, en
el siglo XX la exposición ambiental ha aumentado de forma continua conforme la
creciente demanda de electricidad, el constante avance de las tecnologías y los
cambios en los hábitos sociales han generado más y más fuentes artificiales de
campos electromagnéticos. Todos estamos expuestos a una combinación compleja de
campos eléctricos y magnéticos débiles, tanto en el hogar como en el trabajo,
desde los que producen la generación y transmisión de electricidad, los
electrodomésticos y los equipos industriales, a los producidos por las
telecomunicaciones y la difusión de radio y televisión.
En el
organismo se producen corrientes eléctricas minúsculas debidas a las reacciones
químicas de las funciones corporales normales, incluso en ausencia de campos
eléctricos externos. Por ejemplo, los nervios emiten señales mediante la
transmisión de impulsos eléctricos. En la mayoría de las reacciones
bioquímicas, desde la digestión a las actividades cerebrales, se produce una
reorganización de partículas cargadas. Incluso el corazón presenta actividad
eléctrica, que los médicos pueden detectar mediante los electrocardiogramas.
Los campos
eléctricos de frecuencia baja influyen en el organismo, como en
cualquier otro material formado por partículas cargadas. Cuando los campos eléctricos
actúan sobre materiales conductores, afectan a la distribución de las cargas
eléctricas en la superficie. Provocan una corriente que atraviesa el organismo
hasta el suelo.
Los campos
magnéticos de frecuencia baja inducen corrientes circulantes en el organismo.
La intensidad de estas corrientes depende de la intensidad del campo magnético
exterior. Si es suficientemente intenso, las corrientes podrían estimular los
nervios y músculos o afectar a otros procesos biológicos.
Tanto los campos eléctricos como los magnéticos inducen tensiones eléctricas y
corrientes en el organismo, pero incluso justo debajo de una línea de
transmisión de electricidad de alta tensión las corrientes inducidas son muy
pequeñas comparadas con los umbrales para la producción de sacudidas eléctricas
u otros efectos eléctricos.
El principal efecto biológico de los campos electromagnéticos de
radiofrecuencia es el calentamiento. Este fenómeno se utiliza en los hornos de
microondas para calentar alimentos. Los niveles de campos de radiofrecuencia a
los que normalmente están expuestas las personas son mucho menores que los
necesarios para producir un calentamiento significativo. Las directrices
actuales se basan en el efecto calefactor de las ondas de radio. Los
científicos están investigando también la posibilidad de que existan efectos
debidos a la exposición a largo plazo a niveles inferiores al umbral para el
calentamiento del organismo. Hasta la fecha, no se han confirmado efectos
adversos para la salud debidos a la exposición a largo plazo a campos de baja
intensidad de frecuencia de radio o de frecuencia de red, pero los científicos
continúan investigando activamente en este terreno.
¿Efectos biológicos o efectos sobre la salud? ¿Qué es un peligro para la salud?
Los efectos
biológicos son respuestas mensurables a un estímulo o cambio en el medio. Estos
cambios no son necesariamente perjudiciales para la salud. Por ejemplo,
escuchar música, leer un libro, comer una manzana o jugar al tenis son
actividades que producen diversos efectos biológicos. No obstante, no esperamos
que ninguna de estas actividades produzca efectos sobre la salud. El organismo
dispone de mecanismos complejos que le permiten ajustarse a las numerosas y
variadas influencias del medio en el que vivimos. El cambio continuo es forma
parte de nuestra vida normal, pero, desde luego, el organismo no posee
mecanismos adecuados para compensar todos los efectos biológicos. Los cambios
irreversibles y que fuerzan el sistema durante períodos largos pueden suponer
un peligro para la salud.
Un efecto perjudicial para la salud es el que ocasiona una disfunción
detectable de la salud de las personas expuestas o de sus descendientes; por el
contrario, un efecto biológico puede o no producir un efecto perjudicial para
la salud.
No se pone
en cuestión que por encima de determinados umbrales los campos
electromagnéticos puedan desencadenar efectos biológicos. Según experimentos
realizados con voluntarios sanos, la exposición a corto plazo a los niveles
presentes en el medio ambiente o en el hogar no producen ningún efecto
perjudicial manifiesto. La exposición a niveles más altos, que podrían ser
perjudiciales, está limitada por directrices nacionales e internacionales. La
controversia que se plantea actualmente se centra en si bajos niveles de
exposición a largo plazo pueden o no provocar respuestas biológicas e influir
en el bienestar de las personas.
Preocupación
de la sociedad por los efectos sobre la salud
Un vistazo a
los titulares de las noticias de los últimos años permite hacerse una idea de
los diversos aspectos que preocupan a la sociedad. En el transcurso de la
última década, se han planteado dudas relativas a los efectos sobre la salud de
numerosas fuentes de campos electromagnéticos, como las líneas de conducción
eléctrica, los hornos de microondas, las pantallas de computadora y de
televisión, los dispositivos de seguridad, los radares y, más recientemente,
los teléfonos móviles y sus estaciones base.
El Proyecto
Internacional CEM
El Proyecto
internacional CEM. En respuesta a la creciente preocupación de la sociedad por
los posibles efectos sobre la salud de la exposición a un número y variedad
creciente de fuentes de campos electromagnéticos, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) inició en 1996 un gran proyecto de investigación multidisciplinar.
El Proyecto Internacional sobre campos electromagnéticos o «Proyecto
Internacional CEM» reúne los conocimientos y recursos disponibles actuales de
organismos e instituciones científicas clave internacionales y nacionales.
Conclusiones
de las investigaciones científicas
En los
últimos 30 años, se han publicado aproximadamente 25.000 artículos sobre los
efectos biológicos y aplicaciones médicas de la radiación no ionizante. A pesar
de que algunas personas piensan que se necesitan más investigaciones, los
conocimientos científicos en este campo son ahora más amplios que los
correspondientes a la mayoría de los productos químicos. Basándose en una
revisión profunda de las publicaciones científicas, la OMS concluyó que los
resultados existentes no confirman que la exposición a campos electromagnéticos
de baja intensidad produzca ninguna consecuencia para la salud. Sin embargo,
los conocimientos sobre los efectos biológicos presentan algunas lagunas que requieren
más investigaciones.
Algunas
personas han atribuido un conjunto difuso de síntomas a la exposición de baja
intensidad a campos electromagnéticos en el hogar. Los síntomas notificados
incluyen dolores de cabeza, ansiedad, suicidios y depresiones, nauseas, fatiga
y pérdida de la libido. Hasta la fecha, las pruebas científicas no apoyan la
existencia de una relación entre estos síntomas y la exposición a campos
electromagnéticos. Al menos algunos de estos problemas sanitarios pueden
deberse al ruido o a otros factores del medio, o a la ansiedad relacionada con
la presencia de tecnologías nuevas.
Efectos
sobre el embarazo
La OMS y
otros organismos han evaluado numerosas fuentes y exposiciones diferentes a
campos electromagnéticos en el entorno cotidiano y de trabajo, como las
pantallas de computadora, colchones de agua y mantas eléctricas, equipos de
soldadura por corrientes de radiofrecuencia, equipos de diatermia, y radares.
El conjunto de los resultados demuestra que la exposición a los niveles típicos
de los campos del medio no aumenta el riesgo de desenlaces adversos como
abortos espontáneos, malformaciones, peso reducido al nacer y enfermedades
congénitas. Se han publicado informes esporádicos de asociaciones entre
problemas sanitarios y la presunta exposición a campos electromagnéticos, como
informes sobre partos prematuros y con peso reducido de trabajadoras de la industria
electrónica, pero la comunidad científica no ha considerado que estos efectos
estén necesariamente ocasionados por la exposición a campos electromagnéticos
(frente a la influencia de factores como la exposición a disolventes).
Cataratas
Se ha informado
de casos de irritación ocular general y cataratas en trabajadores expuestos a
niveles altos de radiación de radiofrecuencia y microondas, pero estudios
realizados con animales no confirman la idea de que estos tipos de trastornos
oculares se puedan producir a niveles que no son peligrosos por su efecto
térmico. No hay pruebas de que se produzcan estos efectos a los niveles a los
que está expuesta la población general.
Campos
electromagnéticos y cáncer
A pesar de
los numerosos estudios realizados, la existencia o no de efectos cancerígenos
es muy controvertida. En cualquier caso, es evidente que si los campos
electromagnéticos realmente producen algún efecto de aumento de riesgo de
cáncer, el efecto será extremadamente pequeño. Los resultados obtenidos hasta
la fecha presentan numerosas contradicciones, pero no se han encontrado
incrementos grandes del riesgo de ningún tipo de cáncer, ni en niños ni en
adultos.
Algunos
estudios epidemiológicos sugieren que existen pequeños incrementos del riesgo
de leucemia infantil asociados a la exposición a campos magnéticos de baja
frecuencia en el hogar. Sin embargo, los científicos no han deducido en general
de estos resultados la existencia de una relación causa-efecto entre la
exposición a los campos electromagnéticos y la enfermedad, sino que se ha
planteado la presencia en los estudios de efectos artificiosos o no
relacionados con la exposición a campos electromagnéticos. Esta conclusión se
ha alcanzado, en parte, porque los estudios con animales y de laboratorio no
demuestran que existan efectos reproducibles coherentes con la hipótesis de que
los campos electromagnéticos causen o fomenten el cáncer. Se están realizando
actualmente estudios de gran escala en varios países que podrían ayudar a
esclarecer estas cuestiones.
Hipersensibilidad
a los campos electromagnéticos y depresión
Algunas
personas afirman ser "hipersensibles" a los campos eléctricos o
magnéticos. Preguntan si los dolores, cefaleas, depresión, letargo,
alteraciones del sueño e incluso convulsiones y crisis epilépticas pueden estar
asociados con la exposición a campos electromagnéticos.
Hay escasa
evidencia científica que apoye la posible existencia de casos de
hipersensibilidad a los campos electromagnéticos. Estudios recientes realizados
en países escandinavos han comprobado que, en condiciones adecuadamente
controladas de exposición a campos electromagnéticos, no se observan pautas de
reacción coherentes en los sujetos expuestos. Tampoco existe ningún mecanismo
biológico aceptado que explique la hipersensibilidad. La investigación en este
campo es difícil porque, además de los efectos directos de los propios campos
electromagnéticos, pueden intervenir muchas otras respuestas subjetivas. Están
en curso más estudios sobre esta cuestión.
El sistema nervioso, uno de
los más complejos e importantes de nuestro organismo, es un
conjunto de organos y una red de tejidos nerviosos cuya unidad
básica son las neuronas. Las neuronas se disponen dentro de una
armazón con células no nerviosas, las que en conjunto se llaman neuroglia.
El sistema nervioso tiene tres
funciones básicas: la sensitiva, la integradora y la motora.
La función sensitiva le
permite reaccionar ante estímulos provenientes tanto desde el interior del organismo
como desde el medio exterior.
Luego, la información sensitiva se analiza,
se almacenan algunos aspectos de ésta y toma decisiones con respecto a la
conducta a seguir; esta es la función integradora.
Por último, puede responder a los estímulos iniciando
contracciones musculares o secreciones glandulares; es la función
motora.
Para entender su funcionalidad, el sistema
nervioso como un todo puede subdivirse en dos sistemas: el sistema
nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP).
El SNC está conectado con los receptores
sensitivos, los músculos y las glándulas de las zonas periféricas del organismo
a través del SNP.
Este último está formado por los nervios
craneales, que nacen en el encéfalo y losnervios
raquídeos o medulares, que nacen en la médula espinal. Una
parte de estos nervios lleva impulsos nerviosos hasta el SNC, mientras que
otras partes transportan los impulsos que salen del SNC.
El componente aferente del SNP son células
nerviosas llamadas neuronas sensitivaso aferentes (ad =
hacia; ferre = llevar). Conducen los impulsos nerviosos desde
los receptores sensitivos de varias partes del organismo hasta el SNC y acaban
en el interior de éste.
El componente eferente son células nerviosas
llamadas neuronas motoras o eferentes ( ex =
fuera de; ferre = llevar). Estas se originan en el interior
del SNC y conducen los impulsos nerviosos desde éste a los músculos y las
glándulas.
El sistema nervioso central está
formado por el encéfalo, que comprende el cerebro, cerebelo,
la lámina cuadrigémina (con lostuberculos cuadrigéminos)
y el tronco del encéfalo o bulbo raquídeo, y por la médula
espinal.
Los tubérculos cuadrigéminos constituyen
un centro de reflejos visuales. Los tubérculos son cuatro y se
dividen en dos superiores y dos inferiores. En la región interior de dichos
tubérculos se encuentra la glándula hipófisis, alojada en la
"silla turca" del hueso esfenoides y que controla la actividad del
organismo.
Nervios espinales, 31 pares de nervios que envían información
sensorial (tacto, dolor) del tronco y las extremidades hacia el sistema
nervioso central a través de la médula espinal.
También envían información de la posición y
el estado de la musculatura y las articulaciones del tronco y las
articulaciones para el control de lamusculatura esquelética.
Nervios craneales, 12 pares de nervios que envían información
sensorial procedente del cuello y la cabeza hacia
el sistema nervioso central. Reciben órdenes motoras para el control de la
musculatura esquelética del cuello y la cabeza.
El sistema nervioso vegetativo o autónomo se compone de centros bulbares y medulares,
así como de dos cadenas de 23 ganglios situados a ambos lados de la médula
espinal, y preside las funciones de respiración, circulación, secreciones y en
general todas las propias de la vida de nutrición. Los órganos inervados
funcionan con entera independencia de nuestra voluntad; por esto se les llama
sistema autónomo.
Atendiendo al origen y función de las fibras
nerviosas el sistema nervioso autónomo se
divide en dos grandes grupos:
Sistema Nervioso Simpático: sus fibras se originan en la médula dorsolumbar y
su función es descargar energía para satisfacer objetivos vitales.
Sistema Nervioso Parasimpático: sus fibras nacen en los centros bulbares y sacro
e interviene en los procesos de recuperación, se encarga del almacenamiento y
administración de la energía.
El nervio más importante del sistema
parasimpático se llama neumogástrico y sale del bulbo raquídeo.
Tejido Nervioso
Los órganos que integran el Sistema
Nervioso están formados fundamentalmente por el tejido
nervioso cuyos elementos constitutivos son las neuronas y células
gliales que dan origen a la sustancia gris formada
por los cuerpos neuronales y el neuropilo, y la sustancia blanca,
formada por las fibras nerviosas o axones y sus vainas.
Desde un punto de vista funcional, la
sustancia gris forma centros de procesamiento de la información y en la
sustancia blanca se agrupan las vías de conducción aferentes y eferentes y las
vías de comunicación de dichos centros entre sí.
La información llega a los centros superiores
desde la periferia, pasando por una serie de centros intermedios, y lo mismo
sucede con las respuestas que desde los centros superiores llegan a la
periferia atravesando un número variable de centros de procesamiento.
La unidad anatómica y funcional
del tejido nervioso es la neurona, célula altamente especializada
cuyas propiedades de excitabilidad y conducción son la base de las funciones
del sistema.
Puede distinguirse en ella
un soma o cuerpo celular en el que se hallan los diversos
orgánulos citoplasmáticos: neurosomas (mitocondrias), aparato de Golgi, grumos
de Nissi (ergatoplasma), neurofibrillas, etc. y un núcleo voluminoso.
Del cuerpo celular arrancan
dos tipos de prolongaciones, las dendritas y un axón.
Las dendritas se ramifican en
ramas de segundo y tercer orden, cuyo calibre disminuye a medida que se alejan
del cuerpo neuronal.
El axón es único y su calibre
generalmente uniforme en toda su longitud, se ramifica sólo en la proximidad de
su terminación.
Existe una gran variabilidad en
cuanto al tamaño de las células nerviosas: los granos del cerebelo miden unas 5
u de diámetro, mientras que las grandes pirámides de la corteza cerebral miden
unas 130 u.
Nervios
Sus elementos constitutivos
fundamentales son los axones, que se hallan rodeados de tejido conectivo.
Los axones conducen impulsos
nerviosos desde o hacia el sistema nervioso central. En el SNC
pueden distinguirse neuronas motoras, cuyos axones lo abandonan para
incorporarse a los nervios y alcanzar a los efectores (glándulas, músculos,
otras neuronas) y neuronas sensitivas, ubicadas en los ganglios espinales, a
las que llegan los impulsos de la periferia, que luego continúan para ingresar
en el SNC.
Cada nervio tiene una labor.
Según esta distinción, se
denomina a los axones: motores y sensitivos. La mayoría de los nervios son
mixtos, ya que poseen ambos tipos de axones.
Ganglio
Interpretación
gráfica de un entorno neuronal.
Se denomina ganglio al conjunto
de células nerviosas que se encuentran en el curso de los nervios, es, por lo
tanto, masa de sustancia gris.
Los ganglios del sistema
neurovegetativo se dividen en cervicales, que son tres; dorsales, que son
generalmente doce; lumbares o abdominales, que son cuatro pero pueden ser tres
o cinco; simpático sacro, que son cuatro y a veces cinco.
Células gliales
La células gliales (o glía) son
células del sistema nervioso que se encargan principalmente de funcionar como
soporte para las neuronas. Además, intervienen de forma activa en el
procesamiento cerebral de la información.
De forma estrellada y con
numerosas prolongaciones ramificadas, estas células vienen a ser el
"pegamento" del sistema nervioso, porque envuelven al resto de las
estructuras del tejido (neuronas, dendritas, axones, capilares) mediante
delgadas lengüetas que se interdigitan entre ellas, formando una cerrada trama
(la neuroglia).
Además, las glías proporcionan a
las neuronas los nutrientes y el oxígeno que necesitan, separan a unas neuronas
de otras, las protegen de patógenos o las eliminan cuando las neuronas mueren.
Neuroglia
Las neuronas del sistema nervioso
central están sostenidas por algunas variedades de células no excitables que en
conjunto se denominan neuroglia ( neuro = nervio; glia =
pegamento). Estas células en general son más pequeñas que las neuronas y las
superan en 5 a 10 veces en número (50 por ciento del volumen del encéfalo y la
médula espinal).
Hay cuatro tipos principales de
células neurogliales, los astrocitos, los oligodendrocitos, la microglia y el
epéndimo.
Las meninges
Todo el eje encefaloespinal se
halla envuelto y defendido por tejido conectivo fibroso que forma las meninges:
la duramadre, la piamadre y la aracnoides.
La duramadre es
una cubierta gruesa y resistente que, a nivel del cráneo, está adherida a la
tabla interna de la calota y a nivel medular está rodeada por el espacio
epidural.
Debajo de la duramadre se
encuentra la aracnoides, estructurada por un tejido conectivo
dispuesto en forma de una tela de araña.
El conectivo se halla tapizado
por el epitelio plano, que por el lado encefálico se ancla sobre la piamadre,
la cual sólo se halla separada del tejido encefálico por una delgada membrana
basal, que apoya sobre prolongaciones gliales.
En la aracnoides circula el líquido
cefalorraquídeo y se disponen los vasos sanguíneos encefálicos.
La reacción a un pinchazo: un acto
reflejo.
Acto reflejo y acto voluntario
Se denomina acto reflejo a toda
impresión transformada en acción, sin la intervención de la voluntad ni
de la conciencia.
En él intervienen dos corrientes nerviosas:
una sensitiva, que va del sentido que recibe la impresión al centro nervioso
(médula espinal) y otra motora, que es respuesta a la primera, que va del
centro nervioso a la glándula o músculo.
Ejemplo: al recibir un pinchazo, la
impresión dolorosa es recogida por los corpúsculos sensoriales de la piel y
transmitida por los nervios táctiles al centro nervioso (médula espinal) en
donde, sin darnos cuenta, se produce una corriente motora (respuesta) que va a
los músculos de la piel y mueve la parte herida para apartarla del instrumento
punzante.
Todo esto se hace sin
intervención de la voluntad.
Los actos reflejos se producen
con mucha frecuencia en nuestra vida diaria.
El acto voluntario es idéntico al anterior, pero añade unas corrientes intermedias,
o sea que, cuando la corriente sensitiva llega a la médula, en vez de
producirse la corriente motora, prosigue la sensitiva hasta llegar al cerebro;
allí nos damos cuenta de la sensación dolorosa y su causa. Es entonces cuando
la voluntad establece una corriente motora (movimiento voluntario) y el miembro
herido se aparta de la causa de la sensación dolorosa, o queda en suspenso
dicha corriente y se siguen sufriendo los efectos dolorosos: todo depende de
nosotros, de nuestro libre querer.
Pero hay otra modalidad de acto
voluntario cuando la corriente motora parte directamente del cerebro sin que
haya llegado a él una corriente sensitiva, sino por una idea que allí
mismo se ha formado y que induce a la voluntad a establecer la corriente motora
necesaria para verificar el acto que se ha pensado.
La diástole es el período en el que
el corazón se relaja después de una contracción, llamado período de sístole, en
preparación para el llenado con sangre circulatoria. En la diástole ventricular
los ventrículos se relajan, y en la diástole auricular las aurículas están
relajadas. Juntas se las conoce como la diástole cardíaca y constituyen,
aproximadamente, la mitad de la duración del ciclo cardíaco, es decir, unos 0,5
segundos.1
Durante la diástole las aurículas se
llenan de sangre por el retorno venoso desde los tejidos por la vía de la vena
cava superior e inferior y se produce un aumento progresivo de la presión
intra-auricular hasta superar la presión intra-ventricular.
Durante la diástole ventricular, la
presión de los ventrículos cae por debajo del inicio al que llegó durante la
sístole. Cuando la presión en el ventrículo izquierdo cae por debajo de la
presión de la aurícula izquierda, la válvula mitral se abre, y el ventrículo
izquierdo se llena con sangre que se había estado acumulando en la aurícula
izquierda. Un 70% del llenado de los ventrículos ocurre sin necesidad de
sístole auricular. Igualmente, cuando la presión del ventrículo derecho cae por
debajo del de la aurícula derecha, la válvula tricúspide se abre, y el
ventrículo derecho se llena de la sangre que se acumulaba en la aurícula
derecha.
Sístole cardiaca
Movimiento cardiaco que puede ser:
Sístole auricular
La sístole es la contracción del
tejido muscular cardiaco auricular.
Esta contracción produce un aumento
de la presión en la cavidad cardiaca auricular, con la consiguiente eyección
del volumen sanguíneo contenido en ella.
La contracción de las auriculas hace
pasar la sangre a los ventrículos a través de las válvulas
auriculo-ventriculares. Mediante la sístole ventricular aumenta la presión
intraventricular lo que causa la coaptación de las válvulas
auriculo-ventriculares e impiden que la sangre se devuelva a las aurículas y
que, por lo tanto, salga por las arterias, ya sea a los pulmones o al resto del
cuerpo. Después de la contracción el tejido muscular cardíaco se relaja y se da
paso a la diástole, auricular y ventricular.
Sístole ventricular
La sístole ventricular es la
contracción del tejido muscular cardiaco ventricular.
Esta contracción provoca un aumento
de presión en el interior de los ventrículos y la eyección de sangre contenida
en ellos. Se impide que la sangre vuelva a las aurículas mediante el aumento de
presión, que cierra las válvulas bicúspide y tricúspide. La sangre sale por las
arterias pulmonares y aorta. Éstas también tienen las llamadas válvulas
sigmoideas, que evitan el reflujo de la sangre.
Pulso
En medicina, el pulso de una persona
es la pulsación provocada por la expansión de sus arterias como consecuencia de
la circulación de sangre bombeada por el corazón. Se obtiene por lo general en
partes del cuerpo donde las arterias se encuentran más próximas a la piel, como
en las muñecas o el cuello e incluso en la sien.
Medición del pulso
El pulso se mide manualmente con los
dedos índice y medio. Cuando se palpa la arteria carótida, la femoral o la
braquial se tiene que ser muy cuidadoso, ya que no hay una superficie sólida
como tal para poder detectarlo. La técnica consiste en situar los dedos cerca
de una arteria y presionar suavemente contra una estructura interna firme,
normalmente un hueso, para poder sentir el pulso.
El pulso no se debe tomar con el
dedo pulgar. Las arterias que vienen del antebrazo ( radial y cubital) se unen
y forman el arco palmar; de éste arco salen las ramas que van a irrigar las
falanges (dedos de la mano), cada falange tiene una arteria a cada lado, pero;
el dedo pulgar solo tiene una arteria llamada arteria principal del pulgar, la
cual le pasa por su linea media. Si tomas el pulso con el pulgar, se puede
confundir el pulso que se quiere tomar con el propio pulso de esta falange.
Puntos de pulso comunes
ØPulso radial, situado en
la cara anterior y lateral de las muñecas, entre el tendón del músculo flexor
radial del carpo y la apófisis estiloide del radio. (arteria radial).
ØPulso ulnar, en el lado
de la muñeca más cercano al meñique (arteria ulnar).
ØPulso carotídeo, en el
cuello (arteria carótida). La carótida debe palparse suavemente, ya que
estimula sus baroreceptores con una palpación vigorosa puede provocar
bradicardia severa o incluso detener el corazón en algunas personas sensibles.
Además, las dos arterias carótidas de una persona no deben palparse
simultáneamente, para evitar el riesgo de síncope o isquemia cerebral.
ØPulso braquial, entre el
bíceps y el tríceps, en el lado medial de la cavidad del codo, usado
frecuentemente en lugar del pulso carotídeo en infantes (arteria braquial).
ØPulso femoral, en el
muslo (arteria femoral).
ØPulso poplíteo, bajo la
rodilla en la fosa poplítea.
ØPulso dorsal del pie o
pedio, en el empeine del pie (arteria dorsal del pie).
ØPulso tibial posterior,
detrás del tobillo bajo el maléolo medial (arteria tibial posterior).
ØPulso temporal, situado
sobre la sien directamente frente a la oreja.
ØPulso facial, situado en
el borde inferior de la porción ascendente del maxilar inferior o mandíbula.
(arteria facial).
La facilidad para palpar el pulso
viene determinada por la presión sanguínea del paciente. Si su presión
sistólica está por debajo de 90 mmHg el pulso radial no será palpable. Por
debajo de 80 mmHg no lo será el braquial. Por debajo de 60 mmHg el pulso
carótido no será palpable. Dado que la presión sistólica raramente cae tan
bajo, la falta de pulso carótido suele indicar la muerte. Sin embargo, se
conoce de casos de pacientes con ciertas heridas, enfermedades u otros problemas
médicos que estaban conscientes y carecían de pulso palpable.
Frecuencia cardíaca
Podemos decir que el pulso se define
como la onda de sangre creada por la contracción del ventrículo izquierdo del
corazón y es útil para estimar la frecuencia cardíaca. La frecuencia cardíaca
normal es:
oRecién nacido:
Frecuencia cardíaca media 130 con un rango o intervalo de 80-180 x’
o1 año: Frecuencia
cardíaca media: 120 con un rango o intervalo de 80-140x’
o10 años: Frecuencia
cardíaca media: 70 con un rango o intervalo de 50-90x’
oAdolescentes: Frecuencia
cardíaca media: 75 con un rango o intervalo de 50-90x’
oAdultos: Frecuencia
cardíaca media: 80 con un rango o intervalo de 60-100x’
oAncianos: Frecuencia
cardíaca media: 70 con un rango o intervalo de 60-100x’
HEMODINÁMICA
La hemodinámica es aquella parte de
la biofísica que se encarga del estudio de la dinámica de la sangre en el
interior de las estructuras sanguíneas como arterias, venas, vénulas,
arteriolas y capilares así como también la mecánica del corazón propiamente
dicha mediante la introducción de catéteres finos a través de las arterias de
la ingle o del brazo. Esta técnica conocida como cateterismo cardíaco permite
conocer con exactitud el estado de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo y del
corazón.
Participantes de la circulación sanguínea
• Arterias:
las arterias están hechas de tres capas de tejido, uno muscular en el medio y
una capa interna de tejido epitelial.
• Capilares: los capilares irrigan los tejidos, permitiendo además el
intercambio de gases dentro del tejido. Los capilares son muy delgados y frágiles,
teniendo solo el espesor de una capa epitelial.
• Venas: las venas transportan sangre a más baja presión que las
arterias, no siendo tan fuerte como ellas. La sangre es entregada a las venas
por los capilares después que el intercambio entre el oxígeno y el dióxido de
carbono ha tenido lugar. Las venas transportan sangre rica en residuos de
vuelta al corazón y a los pulmones. Las venas tienen en su interior válvulas
que aseguran que la sangre con baja presión se mueva siempre en la dirección
correcta, hacia el corazón, sin permitir que retroceda. La sangre rica en
residuos retorna al corazón y luego todo el proceso se repite.
• Corazón: es el órgano principal del aparato circulatorio. Es un
músculo estriado hueco que actúa como una bomba aspirante e impelente, que
aspira hacia las aurículas la sangre que circula por las venas, y la impulsa
desde los ventrículos hacia las arterias. Tiene 4 cavidades, 2 aurículas y 2
ventrículos.
Producción de la circulación sanguínea
En primer lugar, la circulación
sanguínea realiza dos circuitos a partir del corazón:
Circulación mayor o circulación somática o sistémica
El recorrido de la sangre comienza
en el ventrículo izquierdo del corazón, cargada de oxígeno, y se extiende por
la arteria aorta y sus ramas arteriales hasta el sistema capilar, donde se
forman las venas que contienen sangre pobre en oxígeno. Estas desembocan en las
dos venas cavas (superior e inferior) que drenan en la aurícula derecha del
corazón.
Circulación menor o circulación pulmonar o central
La sangre pobre en oxígeno parte
desde el ventrículo derecho del corazón por la arteria pulmonar que se bifurca
en sendos troncos para cada uno de ambos pulmones. En los capilares alveolares
pulmonares la sangre se oxigena a través de un proceso conocido como hematosis
y se reconduce por las cuatro venas pulmonares que drenan la sangre rica en
oxígeno, en la aurícula izquierda del corazón. La actividad del corazón es
cíclica y continua. El ciclo cardíaco es el conjunto de acontecimientos
eléctricos, hemodinámicas, mecanismos, acústicos y volumétricos que ocurren en
las aurículas, ventrículos y grandes vasos, durante las fases de actividad y de
reposo del corazón.
El ciclo cardíaco comprende el
período entre el final de una contracción, hasta el final de la siguiente
contracción. Tiene como finalidad producir una serie de cambios de presión para
que la sangre circule.
Principal importancia: pasa por las venas de nuestro
cuerpo.
Fases del ciclo cardiaco
1. Fase de llenado: tenemos válvulas sigmoideas aórtica
y pulmonar (cerradas), y válvulas auriculoventriculares denominadas tricúspide
y mitral (abiertas). Durante esta fase la sangre pasa desde la aurícula al
ventrículo, es el principio de la diástole (relajación de los ventrículos).
2. Fase de contracción isométrica ventricular: en esta fase comienza
la sístole (contracción ventricular) va a cerrar las válvulas
auriculoventriculares.
3. Fase de expulsión: es la sístole propiamente dicha, en
donde hay una contracción ventricular (cerrados) abriéndose las válvulas
sigmoideas, existe una salida de sangre a la aorta y a la pulmonar.
4. Fase de relajación ventricular: los ventrículos se
relajan, las válvulas sigmoideas se cierran y las válvulas
auriculoventriculares se abren. El ciclo completo dura unos 0,8 s (Reposo).
Las presiones intracardiacas.
La presión intracardiaca o
intravascular es la presión hidrostática ejercida por la sangre contra la pared
de las cavidades cardíacas o de los vasos. En nuestro sistema cardiovascular
las presiones son resultado de varios factores, entre los que se incluyen: El
flujo sanguíneo o débito, las resistencias al flujo, la distensibilidad de los
ventrículos y de los vasos, la fuerza de contracción de los ventrículos, la
capacitancia del sistema, y la volemia.
PRESIÓN EN EL SISTEMA CIRCULATORIO
PRESIÓN SANGUÍNEA
La presión sanguínea es la presión
ejercida por la sangre circulante sobre las paredes de los vasos sanguíneos, y
constituye uno de los principales signos vitales. La presión de la sangre
disminuye a medida que la sangre se mueve a través de arterias, arteriolas,
vasos capilares, y venas; el término presión sanguínea generalmente se refiere
a la presión arterial, es decir, la presión en las arterias más grandes, las
arterias que forman los vasos sanguíneos que toman la sangre que sale desde el
corazón. La presión arterial es comúnmente medida por medio de un
esfigmomanómetro, que usa la altura de una columna de mercurio para reflejar la
presión de circulación (ver Medición no invasiva más abajo). Los valores de la
presión sanguínea se expresan en milímetros del mercurio (mmHg), a pesar de que
muchos dispositivos de presión vascular modernos ya no usan mercurio.
La presión arterial varía durante el
ciclo cardíaco de forma semejante a una función sinusoidal lo cual permite
distinguir una presión sistólica que es definida como el máximo de la curva de
presión en las arterias y que ocurre cerca del principio del ciclo cardíaco
durante la sístole o contracción ventricular; la presión arterial diastólica es
el valor mínimo de la curva de presión (en la fase de diástole o relajación
ventricular del ciclo cardíaco). La presión media a través del ciclo cardíaco
se indica como presión sanguínea media; la presión de pulso refleja la
diferencia entre las presiones máxima y mínima medidas.
Los valores típicos para un ser
humano adulto, sano, en descanso, son aproximadamente 120 mmHg (16 kPa) para la
sístólica y 80 mmHg (11 kPa) para la diastólica (escrito como 120/80 mmHg, y
expresado oralmente como "ciento veinte sobre ochenta"). Estas medidas
tienen grandes variaciones de un individuo a otro. Estas medidas de presión
sanguínea no son estáticas, experimentan variaciones naturales entre un latido
del corazón a otro y a través del día (en un ritmo circadiano); también cambian
en respuesta al estrés, factores alimenticios, medicamentos, o enfermedades. La
hipertensión se refiere a la presión sanguínea que es anormalmente alta, al
contrario de la hipotensión, cuando la presión es anormalmente baja. Junto con
la temperatura del cuerpo, la presión sanguínea es el parámetro fisiológico más
comúnmente medido.
Aunque a la presión sanguínea se la
confunde con la presión arterial, se puede distinguir dos tipos de presión
sanguínea:
1.Presión venosa
2.Presión arterial: Tiene
dos componentes o medidas de presión arterial que son: Presión sistólica o la
alta y o la baja.
Presión
La presión arterial (presión
sanguínea en las arterias) puede registrarse fácilmente, sin esfuerzo y de
manera indolora, lo que supone una ventaja tanto para los pacientes como para
los médicos. Además la medición de la presión arterial tiene un coste mínimo.
Estos factores convierten los controles de la presión en un método de
reconocimiento disponible y aplicable en prácticamente cualquier lugar. La
presión sanguínea se mide en mmHg (milímetros de mercurio). Los valores de
presión arterial normales en los adultos se sitúan aproximadamente en 120/80
mmHg, a partir de 140/90 mmHg se habla de hipertensión arterial. La primera
cifra se denomina “valor sistólico”; la segunda es el “valor diastólico”.
Una red de nervios, hormonas y
estructuras cerebrales se encarga de regular la presión sanguínea. Es
totalmente natural que fluctúe a corto plazo, debido por ejemplo a esfuerzos
físicos, excitación mental, consumo de café u otros factores. Sin embargo, las
oscilaciones continuadas de la presión arterial, en especial la hipertensión
constante, han de ser evaluadas por el médico, puesto que pueden constituir un
indicio de ciertas enfermedades o derivar en patologías graves como el infarto
cardiaco o el accidente cerebrovascular.
FLUJO SANGUÍNEO
El flujo sanguíneo es la cantidad de sangre que atraviesa
la sección de un punto dado de la circulación en un período determinado.
Normalmente se expresa en mililitros por minuto o litros por minuto, se abrevia
Q.
El análisis de los factores que determinan el flujo
sanguíneo es relativamente complejo ya que es un flujo pulsátil, que discurre
por un circuito cerrado de tubos distensibles con múltiples ramificaciones y de
calibre variable. Además el fluido circulante, la sangre, es un fluido
pseudoplástico con propiedades no lineales y compuesto de líquido (plasma) y
elementos formes (hematíes, leucocitos, plaquetas y otros). Esto explica que se
recurra a modelos y simplificaciones que no siempre se pueden aplicar de manera
directa.
Valores
normales en el humano
El flujo sanguíneo global de la circulación de un adulto
en reposo es de unos 5000 ml min-1, cantidad que se considera igual al gasto
cardíaco porque es la cantidad que bombea el corazón en la aorta en cada
minuto. Corresponde al resultado de multiplicar el volumen de eyección que el
ventrículo expulsa en cada latido (unos 70 ml) por la frecuencia cardíaca (unos
75 latidos por minuto). El gasto cardíaco disminuye en posición sentado y de
pie frente a su valor en decúbito, por el contrario, aumenta de manera
importante con el ejercicio, con el aumento de la temperatura corporal y en los
estados de ansiedad. Este aumento se produce sobre todo por el aumento de la
frecuencia cardíaca más que por el del volumen sistólico.
Índice
cardíaco
El gasto cardíaco depende de la talla y peso del
individuo y para tener valores comparables entre distintos sujetos se utiliza
el índice cardíaco que se calcula dividiendo el gasto cardíaco por el área de
superficie corporal. El índice cardíaco en reposo es muy similar en el hombre y
la mujer. El índice cardíaco disminuye con la edad desde valores de 4,4 l min-1
m-3 en los adolescentes, hasta 3.5 l min-1 m-2 en el adulto a los 40 años y 2,4
l min-1 m-2 en los octogenarios.1
Función
fisiológica
El flujo sanguíneo es el parámetro más relevante de la
función cardiovascular ya que ésta consiste, esencialmente, en aportar un flujo
de sangre a los tejidos que permita:
El transporte de los nutrientes (principios inmediatos y
oxígeno) y la recogida de los productos del metabolismo celular (metabolitos y
dióxido de carbono).
El transporte de los compuestos químicos que actúan como
mensajeros y elementos de control del organismo (hormonas, enzimas,
precursores, elementos de la coagulación, etc.) a sus lugares de actuación.
El transporte y distribución del calor que participa en
los mecanismos de control de la temperatura corporal.
El transporte de elementos celulares generalmente
relacionados con las funciones inmunológicas (pero también, en algunos casos,
el transporte de elementos patógenos como bacterias, virus y células
cancerosas).
De manera artificial lo utilizamos para transportar
sustancias o para extraer sangre mediante el cateterismo de un vaso arterial o
venoso lo que permite realizar diversos tipos de medidas (entre otras las del
propio flujo sanguíneo) y la administración de fármacos y fluidos.
Medición
Históricamente la medida del flujo sanguíneo no fue cosa
fácil y esto explica que el flujo sanguíneo se utilice menos que otros
parámetros cardiovasculares, como la presión arterial, más fáciles de medir.
Clásicamente, el flujo se ha medido aplicando el principio de Fick a la
dilucción de un indicador químico o térmico. Esta situación está cambiando con
la introducción de los medidores electromagnéticos y los de ultrasonidos
mediante efecto Doppler que permiten medir el flujo sin abrir el vaso sanguíneo
y con las técnicas de imagen con marcadores para medir el flujo en un
determinado territorio.